Jugaba al tenis de mesa. Al ping-pong. "Tac-tac-tac-tac!. Era muy bueno, eh. Tenía 12 años. Corría el año de 1970. Quique me dice en el patio donde teníamos la mesa con mi familia, bien reglamentaria,eh:
--Anda a buscar un poco de hielo...hace calor...
Voy a hacer eso. Agarro el hielo en el pote de plástico, y lo saco. Nervioso. Inquieto. Quique me carga. Claro, por un pedazo de hielo, parecía el Perito Moreno...ja!. Siempre sanguineo, atolondrado, y lleno de vida. Desde pendejo. Era un pibe ...¿indigo?. En esta época, -2013- sería catalogado así. Pero en aquellos años, mis padres no lo sabían. Pocos conocían el reciente, en aquella década, movimiento New Age; más bien, para esos años, era todo Beatlemania y amor libre en el primer mundo. Acá en Argentina, represión; militares, atentados, muerte.. etc..etc...Un país que se debatía a favor o contra del peronismo. Luchas, muerte. Y como dije, mucha represión.
Jugué esa tarde. Pero preparábamos un campeonato de tenis de mesa con el barrio. Un amigo y yo, hicimos el fixture. ¿El premio?. Una copita de metal, que tenía por ahí. Lo jugamos en mi casa. ¿La final?. Quique y yo. En el partido último, a él, lo viene a buscar el padre. Y en ese interín, estaba conmigo en la parte final del partido. Le gano.Soy el campeón. La copa queda en casa. Gana el local. Después, Enrique-quique- diría "estaba apurado porque mi papá me venia a buscar". "Ya te voy a dar la revancha, a vos, carajo".Jugaba muy bien. Los dos eramos buenos. Yo,orgulloso. No hice trampa, por ser mi casa, u otra cosa parecida. Gané bien. Después sería imbatible. Pero fue en 1975.
En 1971, empecé el colegio secundario. Se inicia la tristísima historia del bulling. ¿Saben ustedes qué es esto?. Los pibes víctimas del acoso escolar. Comencé con enorme timidez. Miedo a las chicas. Pavor por rendir mal. Miedo a las cargadas. A que me tiren los libros, que siempre amé, y amo. Por todo eso, aparecen los "piolas"; los tira libros, ventajeros, cargadores, golpeadores, escupidores, etc...etc....Pasé un infierno hasta 1976, amigos. Todo el ciclo. No sabía que hacer. No le decia nada a mis padres. A nadie. No hablaba. Era a-dicto- (Sin dicción) Leia y estudiaba obsesivamente. Mi tensión llegó a limites enormes...y sobrepasó ese límite, el 17 de junio de 1974. Aqui, llegué. Pero empezó otro calvario. Tratamiento psiquiátrico. "De por vida"...
El secundario es agradable. Si. Pero para mi, no. Sin embargo, algo disfruté. El estudio. Porque amé siempre estudiar. De los compañeros, me acuerdo de Oscar(hoy, ya fallecido, lamentablemente) Santiago, (también, fallecido en accidente de auto, a los ...¡19 años!), Jorge(el tapita,por su estatura), Alberto, y Pablo. Ellos me cargaban, pero no tanto. Los que lo hacían más, se fueron del colegio, antes del quinto año reglamentario. Su indisciplina, por cierto, no les permitió terminar. Lo que más me molestaba, eran los escupitajos, y que me tiren los libros. También, que me carguen con Marina, la hermosa morocha, que "de ojito" me gustaba. ¿Cómo supieron esto?. En una oportunidad, había que elegir la reina del curso. Y cada uno se levantaba del asiento, y decía el nombre de la compañera que le agradaba más, para ello. Alberto y yo, dijimos
"Marina". ¡Para qué!. A mi me agarraban entre cuatro, y me hacian acercar a ella. Me resistía. La pasaba con sudor, y escozor. No era normal, quizás. Pero no era lo único, amigos. Me anudaban la bufanda, a más no poder. Los pañuelos. Rompian las hojas de mis apuntes. Escupian mi blaizer azul, que tenia que ser lavado, por mi madre, una y otra vez....Un infierno, indescriptible....
No me daba ni para llorar. Aconsejo, que se llore, muchachos.Y que le hablen de este fenómeno a los padres y amigos. Defiéndanse a las trompadas, si es preciso. No se dejen golpear. Sean fuertes. Va!...yo lo fui, jóvenes. ¡Pero a qué precio!. Estuve al borde del precipicio, de la muerte y de la...locura. Muchos de los pibes que hoy les pasa esto, terminan en un psiquiátrico, o matando como el joven de Carmen de Patagones, en el sur de la pcia de Bs As, en mi país, Argentina, que asesinó a tres compañeros. O el apodado Pan Triste, pobre, que le fue tan mal, en la misma provincia. Otros, se dedican a la bebida. Los menos, tienen problemas de comportamiento, porque en general, son víctimas por ser tímidos y ¿saben qué? Inteligentes. Increíble. Así es esta sociedad de The Wall. O de La Naranja Mecánica, de Kubrick. La mediocridad desea que todo se destruya.Sobre todo, al creativo, al sensato, al bueno...Y el desalmado sigue ganando esta guerra estúpida.
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