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martes, 2 de julio de 2013

1975 -76. 2 parte.

Por aquel tiempo, estudiaba y leía con voracidad. Y empiezo a escribirme con mi amigo Armando Zandanel, de Chivilcoy, Buenos Aires. Comienzo a hacer algunos escritos para su revista El Cosmos. Miraba el cielo con un telescopio muy pequeño, catalejo, muy inferior al que hoy tengo. En el colegio las cargadas eran menores, pero igual no me sentia muy bien con las compañeras. No hablaba más que de las materias. Eramos en el curso, 40, y 30  y pico mujeres; 7 varones. El bachiller pedagógico. Yo quise este, porque no había francés, idioma con el cual no me llevaba bien, al empezar el cuarto año que dejé. Tenia inglés. Siempre anduve haciendo cursos de este lenguaje. Algo escribo,pero nunca lo hablé bien. ¡Apenas sé hablar el castellano!. Ja!. En el cuarto año, hubo un gran profesor. El doctor Pedro Rozo. Médico especialista en medicina sanitaria. Amaba leer, y se hizo amigo mio. Un día me invitó a su consultorio. Le di una clase de ovnilogía. La mañana de su clase, habló así de mi, ante todos los compañeros y compañeras:
---Oscarcito lo sé muy noble. Será el primero en viajar en un plato volador....
Me quedé frío. Y... era invierno, creo, eh. Ja!.
Solía pedir que cada semana, hubiera un alumno que dirigiera la clase, en su lugar. Tenía ideas originales. Por ejemplo, decía que para cada día  ya sea de la patria, de un inventor, de un descubrimiento, leía algo al respecto. Nos hacia preguntas para que reflexionáramos. Sobre otros temas distintos a la biología, la materia que daba. Nos preguntaba sobre política. Qué opinión teníamos. Eran tiempos del peronismo de la Isabelita. Perón había muerto hacia poco tiempo. El país mal, claro, pero "se habría una esperanza". Pero llegó el golpe militar. Y se murió todo. Todo. Nunca mejor dicho. 30 mil desaparecidos. Horror. Fuga de grandes intelectuales. Persecuciones. Miedo. Muerte e hipocrecía. En fin...
Para aquel año, ya 1976, empezaba a enamorarme de una mujer. De una compañera. No me sentía bien, por mi ansiedad creciente. Ella, V. F. era una chica para mi deslumbrante. Pero no podía acceder a ella. La acompañaba a su casa, cercana al colegio. No hablaba ni yo, ni ella. Por las noches pensaba en Valeria. Era un sol para mis días de desolación. Un paliativo. Sin embargo, también la padecia. Y mucho. Ya que en mi ignorancia pensaba que podía pasar algo. Aunque todos sabían que "yo era un loco". Y ella claro, no quería saber nada por eso. Hasta que se hace acompañar por un compañero, que "hace de novio". Me quedo helado, otra vez. Nadie tiene la culpa. Ni ellos ni yo. Cosas de esta vida.De inmadurez. No culpo a Valeria. No,porque comigo no llegaría a ninguna parte. Pero no lo entendia mi ser. Me quedé mal. Lleno de angustia y desazón. Otra carta que perdía en este póker. Fuera de fuego. Game out. Entonces lo comparti con mis padres. Ahora si, hablaba. Porque al principio no comunicaba nada; hasta que grité y me empastillaron. Empezaba el segundo infierno. Como un Dante de los mundos dantescos.Uno, el del 74, y ahora el del 76. Habrían más. Varios más. Y ¡cómo!. Total, después podré decir "No hay mal que dure cien años"...En este año, viajaría con mi familia a las Cataratas del Iguazú. Maravillosas.

"La vida es un viaje terapéutico". (Escrito por mi)
"El amor es la octava maravilla del mundo" (Escrito por mi).
"En la belleza del no -ser, está la grandeza del Ser".(Escrito por mi).


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