Por la década de los años 70, un jovencito de 12 años, trabajaba en el laboratorio que tenía mi papá, recién estrenado en 1971. Se llama Juan Carlos. Con él vivimos aventuras de la pubertad y la adolescencia. Teníamos el berretín de espiar a una vecinita, de nuestra edad. Y una tarde tuvimos un pequeño incidente con cuatro borregos que trataban de "levantarse" a la chica, a la vecina. Los "apretamos" en un baldío a los cuatro. Y ellos a nosotros. Casi nos vamos a las piñas. Ja!. Pero todo quedó bien, ya que hablamos de mujeres, y después fuimos amigos. Ja!.
Antes habíamos hecho un pozo tremendo en la casa de Juan Carlos. No sé que queríamos construir. Ja!. El padre de él, nos cagó a pedos. Otra de las andanzas, fue hacer una casa de madera arriba de un aromo del patio de mi casa, en San Martín, siempre, claro. Fíjense lo que es la vida. Hoy vivo en Mendoza, en la calle Los Aromos.
A los murciélagos los hacíamos fumar. Va!. Él, no yo; nunca fumé.Ja! O si lo hice, fue muy poco; en alguna salida con amigos, como para "echar buena", como se decía por aquellos años. ¿"Andas echando buena?." ¿Se acuerdan?. Ja!. Otra: fabricábamos focos, con frascos, a los que le poníamos alambres dentro, y la 220. ¡Explotaban, claro!. Coleccionábamos avispas, y hormigas. Piedras. A todo esto, el trabajaba en el laboratorio de mi padre. Tiempo después, lo haría yo, con la dactilografia. Juan Carlos, se hizo amigo también de mi hermana. Y de toda la familia. Jugábamos al fútbol, algunas veces. Pero no le agradaba este deporte, tanto como a mi. A mi me apasionaba. Lo practiqué entre 1968 y 1985.
Juan tenía una bicicleta, con la cual, yo a veces, iba a un lado y a otro, mientras el laburaba. Después, estudió conmigo en el secundario, pero un año antes. Salimos a varias partes, en el futuro, cuando ya eramos jóvenes. En 1985, se casa y se va a vivir a Bahia Blanca. Hasta aqui, nuestra amistad fue activa. Pero ya no lo veo seguido. Vive con su mujer, y sus dos hijas, en Neuquén.
El otro amigo, fue Martín. Lo conocí en ocasión de llevarme mi otro amigo de aquellos años, Roberto, a ver su telescopio en la ciudad de Mendoza. Después, lo volví a ver en una sesión de psicoterapia de grupo, en San Martín. Padece un trastorno mental. Pero fue un gran amigo. Hoy no lo veo más. Distintos desencuentros. Igual, lo recuerdo en este post. Me prestó el telescopio que alguna vez, vi en la primera vez que lo conocí-como acabo de escribir- durante tres años. Y me regaló libros y una foto de la luna que tengo ahora en un cuadro, en mi dormitorio. Martín fue un gran amigo. Le gustaba la astronomía, y escribir cuentos. Fue a ver algunas conferencias de ovnis que di en Mendoza. Y me visitaba a mi casa de San Martín, cada algunos meses. Ibamos a caminar, a los cafés.Era amigo de mi otro amigo, Gerardo Blanco López, fallecido en 2000. Éste era constructor de telescopios, ufólogo y electrotécnico. Tenia programas de radio. En este programa, conoció a Roberto, quien me empezó a visitar a mi casa.. Yo fui a la casa de Roberto, en 1975. Y fuimos amigos por varios años. Roberto, Gerardo y yo, fuimos amigos de andasnzas ovnis y de astronomía. Martín, también era de la partida. Una "trenza" de aficionados que se prolongaría con el tiempo.Ja! Aparecería Armando Zandanel, Ángel Cordero, Jorge Infante, etc..etc...Cicech, Cicem, y vario grupos de estudios ovnis y de ciencias. No me quiero olvidar de cuando ibamos a cazar lagartijas al campo, con Ricardo, Osvaldo, y varios más. Las capturábamos y las poníamos en cajas. Ja!. Eso era a los 13 años de edad. Juan Carlos creo que también era de esta cruzada. Mi adolescencia -como para paliar el bulling-tuvo muchos amigos en el barrio. En el secundario, no tanto. Sólo Raúl, con el cual me llevaba bien. Los demás, eran para mi una lágrima.Pero San Martín, -a pesar del resentimiento que me duró hasta hace algunos pocos años-. me dejó amistad, y aventuras de muchos colores,eh. Mucha gente conocida. Y llegarían las de Mendoza., Muchas, eh. Ingenieria, periodismo, curso de esto y lo otro, en fin, una sociabilidad muy grande. No me puedo quejar. Para sí, hubo razones para ello. Aunque -como casi todo - la culpa es de uno hasta que se da cuenta de ello, y viene la revancha, y la recompensa, como para observar que la vida da oportunidades siempre. Después de todo, la felicidad es una cuestión de actitud y darse cuenta. De empezar a madurar. Porque ¿de qué sirve echarle la culpa a los padres y a todos los demás?. Ellos no hicieron nada para que uno sea lo que es. Sé que en ciertos casos, los padres lastiman a sus hijos. Y éstos a sus padres. Pero no fue mi caso. Al menos, ahora me doy cuenta de ello. Y si, también le eché la culpa a ellos. Ambos mis padres y yo, nos hemos perdonado. Quizás, perdonarse a cada uno, las oportunidades perdidas y los fracasos. Que son ahora, compensados por una vida mejor. Ya que si no fuimos felices, ahora si, lo empezamos a ser. Era hora. ¿No?. "El mundo es demasiado peligroso para que seres como nosotros se lleven mal, y además, no se den la oportunidad de ser felices y libres de desavenencias y miedos, los cuales, ya estarían superados". Aunque usted no lo crea. En la dimensión desconocida. De Ripley. Jack Palance.
Ja!.
"Lo esencial es invisible a los ojos". (Antoine Saint Exúpery, en El Principito)
"No seas cínico en el amor, que entre todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba" (El Desiderata)
"Cuanta Krishnamurti que una mañana un profesor estaba dando una clase. Y en la misma, entra por la ventana un jilguero. Éste canta y se asoma. Entonces,el maestro dice a sus alumnos, mirando al bello pájaro: ---La clase ha terminado. "(De uno de sus libros).
"Hay que dar hasta que duela"(La Madre Teresa de Calcuta).
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