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martes, 3 de septiembre de 2013

LOS JUEGOS DE SALÓN.

El juego de salón que más me gustó siempre fue el ajedrez. Pero hubieron otros que practiqué. Las cartas, no las conocí, hasta que después de mi internación, mi padre me enseñó a jugar a la escoba. Aunque si, jugaba algo al culo sucio. Con algunos vecinos. El tuti fruti, -que es un juego algo intelectual, si se quiere. lo practicaba con mi ex-pareja. En la época de mi noviazgo más importante-con Marisa- mi padre nos enseñó a jugar al truco. Lo aprendimos, pero no cien por cien. Igual, nos divertíamos con el valor de las cartas. El juego de la oca, fue divertido. Y por cierto, ahicito no más del ajedrez, también  me apasionaba la generala, o sea, los dados. "Dios no juega a los dados con el mundo"...pero yo sí...ja!. (Según dijo Einstein). Los dados eran muy lindos para mi. Los dados, el ajedrez y la oca. Jugué al chinchón, pero hoy no recuerdo como es.
Una vez jugué un buen rato al ajedrez con un gran ajedrecista,como es Ricardo, el bioquímico amigo de mi padre,  y casi, casi...eh...pero me ganó. Empecé este juego ciencia, a los doce años. Solía hacerlo en la casa de mi vecino, Diego. Y lo practiqué mucho con mi amigo y rival de todos los deportes, Ricardo; amigo del infancia. A las damas, jugué también. Pero no me gustaba tanto. Sí, las damas de carne y hueso. Pero no las tenía en un tablero, eh. Ja!. Más bien en la cama...ja!. "Juego" al que me dediqué muy poco. Ja!. La Reina no la tuve hasta entrado los ochenta y los noventa. Con ella, pude ser algo feliz. Pero el ajedrez no fue fatal, como la serie de televisión. Porque al final, salí de mis crisis. Y ahora tengo las cartas más altas....La suerte me acompaña. ¿O es la comprensión?.

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